¿Qué es la sensibilidad y la Alta Sensibilidad?

La sensibilidad es una característica humana que define cómo percibimos y reaccionamos a los estímulos a nuestro alrededor. Todos tenemos un grado de sensibilidad que varía de persona a persona, pero algunas personas tienen una sensibilidad más pronunciada que otras. En estos casos, hablamos de la Alta Sensibilidad o Personas Altamente Sensibles (PAS).

¿Qué es la sensibilidad?

La sensibilidad es la capacidad de un organismo para percibir y responder a estímulos tanto externos como internos. Esta habilidad es necesaria para la supervivencia, ya que permite que los seres vivos identifiquen y respondan de manera adecuada a su entorno. Desde una perspectiva biológica, la sensibilidad se refiere a cómo nuestro sistema nervioso central procesa la información sensorial (visual, auditiva, táctil, etc.) que recibe de nuestro entorno.

En términos generales, habría tres tipos de sensibilidad:

  • Sensibilidad exteroceptiva: Esta sensibilidad se refiere a la percepción de estímulos que provienen del entorno externo. Incluye los sentidos tradicionales como la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato.

  • Sensibilidad interoceptiva: Implica la percepción de las sensaciones internas del cuerpo, como la hambre, la sed, el dolor, la temperatura corporal, y las emociones. Este tipo de sensibilidad es fundamental para la regulación emocional y el autoconocimiento.

  • Sensibilidad propioceptiva: Se relaciona con la percepción de la posición y el movimiento del cuerpo en el espacio. Esto incluye la capacidad de sentir dónde se encuentran las partes del cuerpo sin necesidad de mirar, así como la coordinación motora y el equilibrio.

A nivel cerebral, la sensibilidad está vinculada con la activación de ciertas áreas del cerebro que regulan la percepción sensorial y la respuesta emocional, como la amígdala, la corteza prefrontal y la ínsula. Las personas que muestran niveles más altos de sensibilidad suelen tener una mayor actividad en estas áreas, especialmente cuando se enfrentan a estímulos emocionales complejos.

Umbral de Percepción y Tolerancia en la Sensibilidad

Los conceptos de umbral de percepción y umbral de tolerancia son fundamentales para comprender cómo las personas experimentan y responden a su entorno. Ambos aspectos influyen en cómo las personas perciben los estímulos y gestionan la sobrecarga emocional o sensorial. Dependiendo de su umbral, las personas pueden clasificarse en diferentes categorías de sensibilidad: baja, normal y alta.

  • Umbral de Percepción: Se refiere al nivel mínimo de intensidad de un estímulo que una persona puede detectar. Este concepto permite clasificar a las personas según su capacidad para percibir estímulos del entorno:

    • Sensibilidad Baja:
      Las personas con sensibilidad baja tienen un umbral de percepción elevado, lo que significa que necesitan estímulos más intensos para detectarlos. Pueden pasar desapercibidos detalles sutiles, como sonidos suaves o cambios de luz. Esto puede llevar a una desconexión con el entorno y las emociones ajenas, lo que les permite sentirse cómodos en ambientes ruidosos o caóticos.

    • Sensibilidad Normal:
      Aquellos con sensibilidad normal tienen un umbral de percepción equilibrado. Pueden detectar una gama de estímulos sin sentirse abrumados, lo que les permite disfrutar de experiencias sensoriales y participar efectivamente en interacciones sociales.

    • Sensibilidad Alta:
      Las personas con alta sensibilidad tienen un umbral de percepción bajo, lo que significa que son muy receptivas a los estímulos, incluso los más sutiles. Esto incluye tanto estímulos sensoriales como señales emocionales. Aunque su sensibilidad les permite experimentar el mundo de manera intensa, también pueden sentirse abrumadas en entornos estimulantes, lo que puede resultar en estrés y agotamiento.

  • Umbral de Tolerancia: Se refiere al nivel máximo de estimulación emocional o sensorial que una persona puede soportar antes de sentirse abrumada. Similar al umbral de percepción, el umbral de tolerancia también varía entre individuos:

    • Tolerancia Baja:
      Las personas con baja tolerancia a la estimulación experimentan respuestas negativas a niveles más bajos de estímulos. Esto puede incluir ruidos, luces brillantes o emociones intensas. Debido a su sensibilidad, pueden sentirse fácilmente abrumadas y optar por evitar situaciones sociales o entornos estimulantes.

    • Tolerancia Normal:
      Aquellos con tolerancia normal pueden manejar una variedad de estímulos sin sentirse abrumados. Su capacidad para lidiar con la estimulación es adecuada para la mayoría de las situaciones cotidianas, lo que les permite participar en actividades sociales y disfrutar de experiencias sensoriales.

    • Tolerancia Alta:
      Las personas con alta tolerancia pueden manejar niveles significativos de estrés, ruido o situaciones emocionales intensas sin sentirse abrumadas. Su capacidad para permanecer calmadas en entornos desafiantes les permite enfrentar situaciones que podrían ser difíciles para otros, facilitando su adaptación y funcionamiento efectivo.

La Alta Sensibilidad (PAS): Un rasgo de personalidad único

El concepto de Alta Sensibilidad fue introducido por la psicóloga Elaine Aron en los años 90, quien acuñó el término "Personas Altamente Sensibles" (PAS) para describir a aquellos que poseen un sistema nervioso particularmente reactivo y procesan la información sensorial de manera más profunda y detallada. Se estima que alrededor del 20-30% de la población presenta este rasgo, que no debe confundirse con un trastorno psicológico.

Las investigaciones de Aron y otros estudios han demostrado que las PAS tienden a procesar la información de manera más completa, lo que les permite captar detalles y matices que a menudo pasan desapercibidos para otras personas. Esta forma de procesamiento profundo está respaldada por estudios de neuroimagen que muestran que las PAS tienen una mayor activación en regiones cerebrales relacionadas con la empatía, la percepción sensorial y la toma de decisiones.

Características clave de las Personas Altamente Sensibles

A lo largo de varias décadas de investigación, se han identificado cuatro características principales que describen la Alta Sensibilidad, conocidas por el acrónimo DOES (por sus siglas en inglés):

  1. Procesamiento profundo de la información: Tienden a reflexionar más sobre la información que reciben. Esta capacidad les permite ser detallistas, reflexivos y conscientes de las sutilezas de su entorno. Sin embargo, también puede llevar a una tendencia a sobreanalizar o preocuparse en exceso.

  2. Alta emocionalidad y empatía: Suelen experimentar emociones de manera más intensa, lo que les hace ser profundamente empáticas. Un estudio realizado por Acevedo et al. (2014) mostró que las PAS tienen una mayor actividad en las áreas cerebrales responsables de la empatía y el reconocimiento emocional cuando observan a otras personas.

  3. Sensibilidad a estímulos sensoriales: Son más sensibles a la luz, el ruido, los olores y otros estímulos sensoriales. Esta sensibilidad puede ser una ventaja en ambientes controlados, pero en entornos caóticos puede resultar difícil de gestionar. De hecho, estudios han demostrado que las PAS muestran una respuesta exagerada a estímulos tanto positivos como negativos (Jagiellowicz et al., 2010).

  4. Facilidad para sentirse sobrecargadas: Debido a su tendencia a procesar la información de forma más profunda y detallada, las PAS pueden sentirse agotadas o sobrecargadas si están expuestas a muchos estímulos a la vez. Esto puede llevar a la necesidad de retirarse a un entorno tranquilo para recargar energías.

La neurobiología de la Alta Sensibilidad

Estudios recientes han proporcionado evidencia neurobiológica que respalda el concepto de Alta Sensibilidad. Investigaciones con imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) han encontrado que las PAS tienen una mayor activación en las áreas del cerebro involucradas en la consciencia y la empatía, como la ínsula y la corteza cingulada anterior. Esto sugiere que las PAS no solo experimentan emociones con mayor intensidad, sino que también tienen una mayor capacidad para comprender y conectar con las emociones de los demás.

Además, se ha demostrado que las PAS presentan una mayor conectividad neuronal en regiones responsables del procesamiento sensorial y emocional, lo que puede explicar por qué tienden a captar y procesar más información que otras personas. Esto se traduce en una gran capacidad para el análisis y la creatividad, pero también en una mayor susceptibilidad al estrés y la sobreestimulación.

¿Es bueno o malo ser una Persona Altamente Sensible?

La Alta Sensibilidad no es ni buena ni mala, es simplemente una forma de ser. Como cualquier otro rasgo de personalidad, tiene sus ventajas y desafíos. Las PAS suelen ser creativas, empáticas y detallistas, lo que les permite tener una perspectiva única del mundo. Sin embargo, también pueden sentirse fácilmente abrumadas en situaciones caóticas o bajo presión.

Comprender la Alta Sensibilidad es clave para aprender a manejar los aspectos más desafiantes de este rasgo. Por ejemplo, una PAS puede necesitar más tiempo para recuperarse después de eventos socialmente intensos, o preferir trabajar en entornos tranquilos y estructurados para rendir mejor. Al mismo tiempo, puede utilizar su capacidad para captar detalles y conectar emocionalmente como una ventaja en relaciones personales y profesionales.

La importancia de conocer y gestionar la Alta Sensibilidad

La Alta Sensibilidad es un rasgo que ha sido reconocido y estudiado científicamente, y puede ser una fuente de gran fortaleza cuando se comprende y se gestiona de manera adecuada. Si eres una Persona Altamente Sensible, es posible que sientas que experimentas el mundo de una manera más rica e intensa que los demás, pero también puede que te resulte difícil lidiar con el estrés o la sobreestimulación.

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